“Venga amor, que con condón no se siente igual…”, “No es lo mismo, y además me aprieta…”, “¿No confías en mí?”. ¿A que no te ha sorprendido nada de esto? ¿Lo has escuchado alguna vez? ¿O quizá has sido tu mismo/a quien se lo ha lanzado a la pareja?
Amor, anticoncepción y riesgos… ¡menudo cóctel molotov! En sí mismas, ninguna de esas ideas tiene por qué ser una bomba, sin embargo, puesto que en numerosas ocasiones cada una de ellas lleva asociados innumerables mitos, cuando se juntan las tres pueden convertirse en el cóctel perfecto para inundar un encuentro de dificultades en los diferentes planos: antes, durante y después.
Parece que el amor y la anticoncepción riñen cuando se cobijan bajo el manto del amor romántico, ese que nos salva del mundo y nos protege de todo: la media naranja, el amor todo lo puede, etc. Estas cuestiones, que en el imaginario de grandes productoras de cine pueden quedar genial (ironía modo on), en realidad nos sirven de bien de poco. Bueno, en realidad para lo que nos sirven es para llevarnos algún sustillo de vez en cuando (modo Halloween activado 😉).
Por eso queremos recordar, por enésima vez (perdón por la insistencia), que el amor es una cosa preciosa (o puede serlo), y puede ser muchas cosas en realidad, pero de lo que estamos seguras es, de que, en ningún caso, el amor actúa como un anticonceptivo, como la cura de nada o como el remedio a los problemas mundiales. El amor es un sentimiento estupendo, sobre todo cuando es correspondido, pero eso no quita que, si queremos evitar un embarazo o las infecciones de transmisión sexual, pues el amor por sí solo no es suficiente, hay que acompañarlo de un preservativo, para penes o para vaginas. De esta forma podemos querernos mucho y tener la seguridad de que no se va a producir el embarazo ni la transmisión de una infección. Como sabemos que a veces no es solo usarlo, sino proponerlo, negociarlo… en estos casos sí que va a resultar fundamental llamar a la confianza, la seguridad, la actitud y la habilidad para comunicarnos, de forma que proponer y negociar su uso se convierta, más que en un marrón o una situación difícil o incómoda, en un paso más del encuentro, que nos acerque a disfrutarlo como merece sin asumir riesgos que nos rayen después.
¿Qué hay más bonito y amoroso que cuidarse en pareja? 😊