Slut shaming, ¿sabes lo que significa?

El slut-shaming consiste en etiquetar como “guarra” a una mujer con base en su actividad sexual. Porque tiene muchas parejas, o muchas prácticas sexuales, o mucho deseo, o porque liga mucho. O porque es muy provocativa. O porque tiene relaciones muy pronto. O porque lo que hace se considera incorrecto. O porque [inserte aquí su excusa].

Parece un término nuevo, pero es el típico «las mujeres son unas zorras y los hombres unos cracks». La sexualidad de las mujeres suele juzgarse de forma diferente a la de los hombres. Es como si, para ellas, estuviera circunscrita al amor y las emociones, de forma que todo lo que implica el cuerpo, el deseo, o el placer, tiende a sancionarse. Aunque también es verdad que, si una mujer no tiene suficientes prácticas o parejas, se sitúa en otra posición que también se critica: la de ser una estrecha.

¿Cómo se mantiene un equilibrio? Pues, en realidad, es muy difícil. No existe (ni debe existir) una medida exacta que determine qué es mucho y qué es poco en esto de la sexualidad; pero, aunque existiera, no sabemos si supondría una diferencia, porque lo que hacen las mujeres suele juzgarse. La cosa no va de lo que se hace, sino de quién lo hace.

En lo que no hay diferencias respecto al sexo es en quién expresa esos insultos. Los hombres hacia las mujeres y las mujeres entre ellas. Unos y otras haciendo lo que han aprendido de un sistema que establece una dicotomía completamente irreal entre vírgenes y putas, hasta el punto de que muchos chicos no quieren tener relaciones de pareja con las segundas, pero sí tener relaciones sexuales. O de que, ante una agresión sexual, se diga que la víctima lo estaba buscando y, por lo tanto, se lo merecía.

A este sistema, en definitiva, le resulta incómodo que las mujeres expresen su deseo, sientan placer y sean libres para tomar sus decisiones. Pero, en realidad, las mujeres que disfrutan de la intimidad, que expresan lo que les gusta y lo que no, que conocen qué es lo que les produce placer, que hablan con naturalidad de la erótica, y que derrochan carisma, molan mucho porque establecen relaciones igualitarias desde las que es mucho más fácil comunicarse y construir. En la cama y en la vida.

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