Estamos en esa época del año del calor y las vacaciones; de las fiestas de los barrios y pueblos y de festivales. Estos ambientes (aunque no siempre, claro está) muchas veces están ligados no solo al disfrute sino al consumo de alcohol y otras sustancias.
Seguro que no os resulta raro abrir Instagram o TikTok y que la mayoría de las publicaciones sean, precisamente, gente disfrutando de ambientes festivos (con un vaso en la mano).
Y por supuesto que el consumo de estas sustancias tiene una influencia directa en la sexualidad y en las relaciones eróticas. Es más, aunque generalmente se piensa que el consumo de alcohol u otras drogas tiene efectos “beneficiosos” sobre la erótica (ejem, ejem, más que beneficiosos digamos que influyen en la percepción de los encuentros), lo cierto es que la mayoría de las veces produce el efecto contrario a lo que se piensa. Lejos de “sentir más” o “durar más”, lo que ocurre en nuestro cuerpo está muy lejos de favorecer el placer del encuentro. Vamos con algunas notas sobre estos efectos:
Muchas de las sustancias que se consumen, como el alcohol, la marihuana, el hachís o la heroína, son depresoras del sistema nervioso (lo contrario a lo que se suele pensar); por eso, aunque inicialmente lo primero que “deprimen” es la corteza prefrontal, y eso permite esa sensación de desinhibición (nos da menos vergüenza lanzarnos, ligotear, etc.), esta depresión del SNC lo que hace también es interferir en la respuesta sexual humana, disminuyendo tanto la excitación como el orgasmo.
Otras sustancias, como la cocaína o las anfetaminas, son activadoras del sistema nervioso, por lo que se las considera como potentes estimulantes eróticos. Pero si bien es cierto que inicialmente pueden generar la percepción de que las sensaciones corporales se incrementan, o incluso de que aumenta el rendimiento físico, este tipo de sustancias pueden conducir a una excitación dolorosa, pérdida del deseo sexual e incluso a la dificultad para alcanzar el orgasmo. Además, incrementan exponencialmente el ritmo cardíaco, lo que puede elevar el riesgo de sufrimiento cardíaco.
Aunque la diferencia fundamental entre sustancias son sus efectos iniciales (relajación o euforia), todas facilitan la desinhibición, lo que hace que muchas personas recurran a ellas para vencer sus miedos a la hora de ligar. Sin embargo, a pesar de estos efectos iniciales, posteriormente los efectos pueden, sin ninguna duda, dificultar las relaciones. No solo en lo que tiene que ver con la respuesta sexual humana, sino también en las capacidades de las personas para tomar decisiones y para identificar emociones propias y ajenas, lo que puede desencadenar malestares e incluso situaciones de violencia. Hay que tener en cuenta que muchas sustancias provocan distorsiones mentales, lo que puede confundir a las personas respecto a lo que desean o no, y dificultar que se puedan establecer vínculos seguros y que se identifiquen los límites de la otra persona. Los encuentros eróticos sólo molan cuando son decididos y acordados y cuando se está al 100% en ellos.
Por ello, quizá resulte más interesante afrontar nuestras inseguridades de otra forma: fortaleciendo nuestra autoestima y aumentando nuestras habilidades interpersonales. De esta forma, estaremos contribuyendo a gozar de un mejor estado de salud (no hace falta recordar que el consumo de cualquier sustancia es perjudicial para la salud, independientemente del contexto) y, además, estaremos favoreciendo el establecimiento de relaciones personales y encuentros desde la propia capacidad de decidir libremente y de forma consensuada con el otro/a qué es lo que queremos, cuándo lo queremos y con quién.
Así que este verano te invitamos a disfrutar, por supuesto, de las fiestas, de los festivales, de las vacaciones de verano…desde el autoconocimiento, la autoestima y la responsabilidad: cuidarse es el primer paso para relacionarnos mejor con nosotros/as y con los/as demás.