El 15 de julio se celebra el Día Mundial de las habilidades de la juventud, y aunque muchas personas adultas las pongan en duda, la verdad es que los/as jóvenes tenéis un montón de habilidades.
Habilidades para crear, para compartir, para aprender, para reflexionar, para comprender, para transmitir e incluso para identificar, no solo los puntos débiles sino los puntos fuertes.
Se habla mucho de jóvenes, se habla mucho de educación sexual, pero… poco se habla de lo que de verdad aprenden los/as jóvenes que participan en talleres de educación sexual, que no es poco, ¿eh?
Participar en talleres de educación sexual puede ser una experiencia transformadora para las personas jóvenes, ya que les brinda la oportunidad de adquirir no solo conocimientos nuevos sino también habilidades esenciales para su desarrollo. Eso sí, es importante que éstos estén impartidos por profesionales capacitados para ello, de forma que el taller no recaiga en la mera prevención, sino que se aborden otros aspectos importantes en relación a la sexualidad, como actitudes, habilidades, etc. Además, estos talleres ofrecen un espacio seguro y educativo a los/as jóvenes, donde, no solo se aprende, sino que se reflexiona y se plantean cuestiones que verdaderamente les importan, ajustando, siempre, los contenidos a sus propias realidades y por supuesto, demandas. ¡Importante! Hablamos de SUS realidades y de SUS demandas, no lo que las personas adultas creen/consideran que necesitan.
Dicho, esto, vamos a ver algunas de las habilidades que la gente joven aprende en los talleres de educación sexual:
⭐ Capacidad para comunicarse de forma efectiva: aprender a expresar necesidades, deseos y emociones. Esto permite establecer límites en las relaciones, negociar, comunicarse de forma asertiva con los/as demás, y en definitiva, establecer relaciones respetuosas, igualitarias y libres de violencia.
⭐ Capacidad para tomar decisiones de manera informada: cuando se cuenta con la información adecuada se aprende a evaluar posibles riesgos asociados a la sexualidad, y se facilita poder tomar decisiones informadas y ajustadas a cada situación.
⭐ Habilidades para el manejo de emociones y el autocuidado: aprender a identificar y manejar determinadas emociones relacionadas con los diferentes aspectos de la sexualidad promueve no solo el autocuidado sino el bienestar físico y emocional.
⭐ Habilidades para la reflexión y el pensamiento crítico: cuestionar los estereotipos de género, desafiar las normas sociales, reconocer la presión grupal, conocer los derechos y defenderlos.
⭐ Respeto a la diversidad: los talleres ofrecen no solo conocimientos sobre diversidad sino que favorecen la aceptación y el respeto por la misma: diversidad, en grande: diversidad de cuerpos, de parejas, de familias, de prácticas, de gustos, de emociones.
⭐ Prevención de violencias: no solo se aprende a identificar situaciones, sino que se favorecen relaciones positivas, respetuosas e igualitarias, lo que sin duda favorece a la prevención de violencias, en todas sus formas.
⭐ Empoderamiento y autoestima: los talleres se convierten en espacios idóneos para conocerse y entenderse a uno/a mismo/a, lo que favorece el empoderamiento y el autocuidado.
Podríamos escribir millones de habilidades más, pero quizá esta muestra sea una buena representación de lo que se aprende en los talleres. Más allá de aprender sobre infecciones, métodos, relaciones de pareja y violencia, la educación sexual permite adquirir herramientas que favorecen un desarrollo positivo de la sexualidad.
Las personas jóvenes tenéis un papel crucial en la sociedad, pues sois el futuro de lo que el mundo será mañana. Ser agentes activos de vuestro propio desarrollo permitirá el establecimiento de relaciones saludables, sanas, el respeto propio y ajeno, y en general, el bienestar; bienestar que es imprescindible para que, como sociedad, seamos capaces de convivir y respetar, de amar y cuidar.