Hablemos de la vulva. Esa parte de nuestro cuerpo que a veces todavía confundimos con la vagina y que tiene cosas muy interesantes…que te contamos aquí.
¿Vulva o vagina? A menudo estos dos términos se utilizan como sinónimos para referirse a los genitales de las mujeres. Sin embargo, son dos cosas diferentes y es importante hablar de ellas con propiedad.
Lo correcto es hablar de vulva para referirse a la parte externa de los genitales; y, además, nombrarla y visibilizarla (no en el sentido literal de la palabra ) contribuye a la normalización y naturalización de una parte del cuerpo que es esencial. Así que vamos allá: hablemos de la vulva.
Como en cualquier otra parte de nuestro cuerpo, podemos distinguir varias partes en la vulva:
Labios externos e internos, que son los pliegues que recubren y protegen la vulva. Igual has escuchado hablar de ellos como labios mayores y menores; y está bien, pero ten cuidado porque a veces estos nombres nos dan a entender que los labios externos han de ser grandes y los internos, pequeños, cuando no es así.
Entrada vaginal, que da paso a la vagina y es el órgano que conecta la parte interna con la externa del aparato reproductor. Éste es el espacio por donde se expulsa la sangre menstrual y por donde se realiza el expulsivo en un parto natural.
Orificio uretral, que es el orificio por donde se expulsa la orina.
Clítoris, que es un órgano pequeño que preside la vulva y que está lleno de terminaciones nerviosas que con la estimulación provocan placer.
Seguramente mientras leías estas líneas has ido conformando una imagen de la vulva en tu cabeza. Sin embargo, si tuviéramos que dibujar los genitales femeninos y masculinos, seguiría resultando más sencillo dibujar los masculinos. No ocurre lo mismo cuando hablamos de la parte interna: se conocen mejor los femeninos que los masculinos. La mayoría de nosotros/as seríamos capaces de dibujar con mayor o menor exactitud el útero, los ovarios y las trompas de Falopio , pero nos costaría más ubicar la próstata, la glándula seminal y los conductos deferentes.
Puede que esto esté relacionado con el valor que históricamente se le ha concedido a la reproducción, relacionando ésta, además, de forma casi exclusiva con las mujeres. Más allá de ello, es importante conocer cómo funciona nuestro cuerpo, tanto de forma como interna como externa. En primer lugar, porque conocerlo nos permite saber cómo es, cómo reacciona, qué le gusta y qué no le gusta, y también nos permite evitar posibles riesgos o dificultades como las infecciones o los embarazos no planificados.
¿Qué es lo que ocurre? Pues que alrededor del cuerpo de las mujeres, y especialmente de los genitales, sigue existiendo gran tabú y gran vergüenza; de hecho, a diferencia de lo que ocurre con los genitales masculinos, que como son más visibles y más mainstream (quién no ha visto uno pintado en un pupitre o en la pared de un baño) generan poco debate, la vulva se ha visto y se ve envuelta en polémica, por su gran diversidad, por los modelos de referencia que se tienen y por el estigma hacia el placer de las mujeres. Resultado: vergüenza, miedo y silencio.
Además, y aunque todas las vulvas que aparecen en internet sean la misma vulva, la realidad es que -como todas las partes de nuestro cuerpo, TODAS LAS VULVAS SON DISTINTAS.
Hablemos más de la vulva, normalicemos su belleza y su gran diversidad. Y, sobre todo, concedámosle el espacio y el tiempo para conocerla, explorarla y aceptarla. Dejemos atrás los tabúes y celebremos nuestros cuerpos con todo el cariño y respeto que merecen.