Existen un montón de mitos e ideas preconcebidas alrededor de la primera vez que nos producen inquietud. ¡Hoy las desmontamos!
¿A que sabes de lo que estamos hablando? Seguro que nadie ha pensado en la primera vez que nos caemos de una silla, o la primera vez que nos tropezamos con un escalón; ni siquiera la primera vez que nos damos un beso con alguien. Cuando hablamos de la primera vez todo el mundo nos imaginamos una misma cosa: la primera vez que tenemos una penetración con alguien.
Esto nos lleva a pensar también en la virginidad: ser o no ser -virgen-, esa es la cuestión 🤔. Y es que primera vez y virginidad van de la mano; nos referimos a que alguien es virgen cuando aun no ha tenido encuentros eróticos – con penetración -. ¿Y qué pasa con todo lo demás? ¿Qué pasa con las mujeres que tienen encuentros con mujeres? ¿y los hombres que tiene encuentros con otros hombres? Aquí está la cuestión, en realidad 😉. Hablar de virginidad o de la primera vez nos lleva a pensar, generalmente, en la primera penetración, y en concreto, en la primera penetración pene-vagina, lo que reduce mucho el concepto de erótica, y sobre todo aumenta la presión sobre una práctica muy particular que no todas las personas tienen o desean tener. Por ello, quizá sea más rico hablar de primeras veces, pues eso nos permite ampliar el repertorio y aliviar tensiones con según qué prácticas 🤗.
No obstante, volviendo al tema central de la pregunta, es cierto que alrededor de la primera penetración vaginal orbitan numerosos mitos, como que duele, que sangras, e incluso, que la primera vez suele ser un desastre, así, en general. Bien, vamos por partes:
Cuando se habla de la posibilidad de sangrar, a lo que suele hacer referencia es a que, con la primera penetración, el himen puede romperse, y de ahí el sangrado. Ah, claro, ¿qué es el himen? Es una estructura fina, carnosa y flexible, que recubre la entrada a la vagina. La variabilidad es enorme, pudiendo haber mujeres que nacen sin esta estructura, mujeres a las que se les rompe de forma accidental haciendo deporte, por ejemplo, o mujeres que aun teniendo penetraciones no se les rompe. Por tanto, a la pregunta ¿la primera vez se sangra? La respuesta es: depende. No sangrar no significa necesariamente que haya habido penetraciones anteriores, y tampoco implica mayor o menor dolor, o mayor o menor disfrute. Simplemente significa eso, que no se sangra.
Si la rotura del himen no está relacionada con el dolor, entonces ¿por qué se dice que la primera vez duele? 🤔 Pues esto tiene que ver con varias cosas en realidad. Por empezar por algún sitio, hablemos de las presiones con respecto a la primera penetración: por un lado, todo el mundo dice que duele y que sangras (OMG, qué vergüenza 😳). Con esta idea preconcebida, es lógico pensar que a esa primera vez, a esa primera penetración nos enfrentaremos con desconocimiento, en primer lugar, porque a pesar de lo que hemos oído por ahí, no sabemos cómo es ni qué se siente, y en segundo lugar, con miedo, porque lo que sabemos, lo que hemos oído, es que es doloroso. Fisiológicamente, ¿que es lo que ocurre? Básicamente que enfrentamos ese encuentro desde el miedo y desde el nerviosismo, y cuando eso pasa generalmente nos “tensamos”, y esa tensión hace que los músculos, también los de la vagina, se tensen y se contraigan, y si esto ocurre, la penetración, lógicamente puede ser molesta o incluso dolorosa. Además, como sabemos que a casi todo el mundo le duele, “aguantamos”, asumimos que tiene que ser así, y cuanto más aguantamos, más nos tensamos, y por tanto, más doloroso puede resultar. Pero en realidad, no, no tiene por qué doler. Por eso es muy importante que cuando decidimos tener esa primera penetración, esta parta del deseo, la calma, la confianza con una misma y con la otra persona, y sabiendo que si en algún momento algo nos hace sentir incómodas, porque nos duele o por el motivo que sea, podemos parar y retomar esa práctica en otro momento.
Todos los encuentros, sean los primeros, los segundos o los trigésimos cuartos, están para disfrutarlos. Sí, sabemos que cuando algo es nuevo, nos produce desconcierto y por qué no decirlo, cierta inquietud, porque no sabemos lo que tenemos que hacer, si nos va a gustar, si no, pero recordad que la base de todo esto es disfrutar y pasarlo bien, no “aguantar el tirón”. Esta es la clave para que esa primera vez sea, por lo menos, un poquito menos desastre 😉.