La importancia de tener referentes

Si no hacemos visible la diversidad siempre nos parecerá que esta se sale de la norma, cuando en realidad es la norma en sí misma. Necesitamos ver la diversidad para saber que es lo normal.

A menudo, las películas y series que vemos, las canciones que escuchamos y los personajes públicos que seguimos suelen estar enmarcados en la heteronormatividad: a chica le gusta chico, chico quiere a chica, y viceversa. Pero es que, además, las personas que aparecen en ellas, en los videoclips, en los anuncios publicitarios, en las revistas… suelen mostrar un modelo muy concreto de hombres y mujeres, que no solo tiene que ver con la belleza sino también con la identidad y los roles de género.

Ahí va una propuesta: Si tuvieras que representar, como si fueras una estatua, a un personaje que es modelo profesional, ¿cómo lo harías? Te animamos a que busques tu pose más representativa. ¿Has puesto una pose imposible, marcando cadera, espalda recta, pecho fuera y pómulos marcados? ¿Has sacado a relucir tus músculos? ¡AJÁ! Es fácil caer en la norma…lo sabemos.

Es esto precisamente lo que nos lleva a reflexionar sobre esta cuestión: caer en la norma es sencillo porque el mundo que nos rodea está marcado por ellas. Sin embargo, son pocas las referencias que tenemos sobre personas que no encajan en esas normas, por tener cuerpos diferentes a los entendidos como bellos, por sentir atracción por determinadas personas o por no enmarcarse en lo que se espera de un hombre o una mujer, incluyendo una determinada relación identidad-genitales (ser hombre y tener pene o ser mujer y tener vulva). Insistimos en que todas estas cuestiones tienen que ver con normas sociales que, más que acercarnos a la realidad, nos alejan de ella y a veces producen dificultades y malestares cuando, como la mayoría, no entramos en esas normas.

Hemos hablado muchas veces de la importancia de la diversidad; de hecho, hemos afirmado que la diversidad es la norma en sí misma, pero resulta importantísimo no solo saberlo y aceptarlo, sino visibilizarlo. Cuando hablamos de visibilidad, hablamos de visibilidad pública, es decir, de contar con referentes en películas, series, canciones, anuncios, que hablen y cuenten historias distintas a lo que venimos observando. ¿Por qué? Porque cuando esto aparece, y en vez de celebrarlo lo cuestionamos, lo atacamos e incluso censuramos, como ya ha pasado en alguna que otra película de dibujos animados, lo que ocurre es que lanzamos un mensaje de  «eso no está bien”, es algo que se sale de la norma y se debe esconder.

Si se hace visible con estereotipos, no vale

Pero no solo eso. A veces lo que ocurre es que cuando se le da visibilidad, se hace desde un punto de vista mitificado y lleno de estereotipos que siguen alejándonos mucho de la diversidad y su valor: las mujeres “gordas” como simpáticas y serviciales; los hombres “gordos” como salidos y desesperados; los gays femeninos, las lesbianas masculinas; las personas “trans” … ah, espera, que apenas aparecen, y si lo hacen es desde el sufrimiento ¡e interpretados por actores y actrices cis!; la rubia y guapa, la más exitosa; el alto y chachas el triunfador, y un sinfín de ejemplos que incluso  ridiculizan personajes por su apariencia o su expresión de las emociones. Por no hablar del amor y las relaciones, pero eso da para otro post 😉.

Visibilizar la realidad nos ayuda no solo a comprenderla sino a comprender nuestras propias vivencias. Pero para ello es necesario cuestionar las normas sociales. Y eso es mucho más sencillo cuando contamos con referentes externos.

Imagen de Cachetejack for Fine Acts x OBI

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR