Dónde comemos hoy

Cuando se habla de sexualidad, lo primero que nos suele venir a la mente son las relaciones sexuales y, más en concreto, aquellas que incluyen los genitales. Y, todavía más en concreto, la penetración. Pero hay mucho más.

La penetración es una práctica importante porque permite algo que ninguna otra permite: la reproducción. Si alguien nos dijera que está intentando embarazarse y que para ello se morrea mucho con su pareja y se meten mano, nos faltaría tiempo para decirle que hay algo ahí que no se está haciendo bien. Porque la penetración es la práctica estrella en términos reproductivos. Pero si esa misma persona nos dijera que lo del embarazo le da un poco igual, y que lo que le interesa es sentir placer, ahí no habría ninguna práctica obligatoria. Esa persona puede hacer lo que quiera (lo que más le guste, lo que despierte su deseo, lo que le produzca placer, siempre de mutuo acuerdo), dentro de todo el repertorio de prácticas posibles, que no es infinito, pero sí muy amplio, y que incluye de todo: boca, besos, caricias y piel, con y sin genitales.

No hay prácticas de segunda

Las relaciones eróticas se parecen mucho a un buffet. Cuando comes en un buffet no hay un plato estrella que tengas que comer sí o sí. Te echas en el plato lo que te apetece; un poco de allí, un poco de allá. No hay ninguna regla respecto al orden o a cuántas veces se puede repetir. Sin embargo, socialmente la erótica se ha convertido en un restaurante en el que hay un plato que no te puedes ir sin probar.  Mientras llega ese plato, el camarero o la camarera te ofrece un cuenco de aceitunas o unas patatas fritas de bolsa; o, si se estira mucho, un platito de paella. Pero nadie recomendaría un restaurante por las aceitunas, ¿verdad? Lo mismo ocurre cuando convertimos la penetración en el plato fuerte; que todo lo demás, eso que muy malamente se llaman “preliminares”, se convierten en prácticas de segunda, como si tuvieran menos valor e interés.

La sexualidad está mucho más relacionada con el placer…

Es cierto que en otros momentos la principal función de la sexualidad ha sido la reproducción, pero hoy en día la sexualidad está mucho más relacionada con el placer (lo que no significa que no haya personas que quieran reproducirse). Aun así, parece que la penetración sigue manteniendo esa posición de práctica más importante; seguimos utilizando conceptos como la primera vez, que, sin necesitar hacer ninguna referencia a la erótica, todo el mundo entiende. Y seguimos diciendo eso de: “¿Para qué calientas la comida si no te la vas a comer?”.

…Y al placer se llega de muchas maneras

Merece la pena recordar que un encuentro erótico es un encuentro en el que dos personas se expresan que se gustan, se atraen y se desean, a través de diferentes gestos que les producen placer. Todos esos gestos, sin excepción, son valiosos en sí mismos, siempre que sean deseados y consentidos por ambas partes. Por eso, lo que nos llevamos de ese encuentro tiene que ver con lo que sentimos, no con lo que hacemos.