Cuidar(nos) la salud

Tener salud es no tener una enfermedad, y también es tener el mayor bienestar posible. También en nuestra sexualidad. Eso implica que tenemos que poder sentirnos bien y además tenemos que cuidar y cuidarnos. E insistir en que necesitamos que haya condiciones para todo ello.

Hay una tendencia a pensar en la salud sólo como la ausencia de enfermedad. Pero la salud no es solo la ausencia de enfermedad sino el más alto grado de bienestar. De hecho, cuando hablamos de salud sexual hablamos de un estado de bienestar físico, psicológico y social en relación a la sexualidad. Por tanto, cabe pensar que hay una gran distancia entre la ausencia de enfermedad y el bienestar pleno, en sí mismo.

Vamos a aterrizarlo: ¿Diríamos que una persona que no tiene ninguna infección de transmisión sexual goza de salud sexual? ¿Podríamos afirmarlo? En realidad no, porque como decíamos, no solo se trata de no tener enfermedades o infecciones, sino de que, incluso en su ausencia, podríamos no estar disfrutando plenamente de ese bienestar con relación a la salud sexual. ¿Se te ocurre algún ejemplo? Imagina a una persona que no tiene información sobre infecciones ni sobre métodos anticonceptivos, encuentra dificultades para negociar el uso del preservativo, en alguna ocasión no lo ha utilizado y se ha rayado durante y después, y no ha sabido muy bien donde acudir para resolver sus dudas. Pues ya estaría 😉. ¿Hay ausencia de enfermedad? Sí. ¿Hay bienestar? No.

La salud no es sólo no tener una enfermedad. Es mucho más.

Cuando hablamos de salud, y en concreto de salud sexual, no hablamos solo de mantener controladas las infecciones de transmisión sexual, los embarazos no planificados y las dificultades eróticas, entre otras, sino que es importante tener en cuenta que, tal y como define la Organización Mundial de la Salud (OMS):

La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud»

Organización Mundial de la Salud

Aunque ya hablaremos de derechos en otro momento, recordemos que parte de estos derechos tienen que ver, precisamente, con el acceso a la información y a la educación sexual, entre otras cuestiones. Y esto se relaciona directamente con el ejemplo que os poníamos más arriba.

Para poder cuidar nuestra salud es importante tener la información suficiente que nos permita saber cómo disfrutar de nuestra sexualidad y de nuestras relaciones eróticas y de pareja, alejándonos de riesgos y dificultades como las infecciones y de la violencia sexual y la violencia de género. Además, no solo es necesario contar con información (veraz, por supuesto), sino que a veces, a pesar de tener toda la información necesaria, las dificultades las encontramos en el manejo de determinadas situaciones: la negociación de las prácticas que queremos tener, la negociación del uso de preservativo u otros métodos, decir que sí o que no ante determinadas cuestiones, etc. Y es aquí, precisamente, donde aparecen la mayoría de las dificultades y rayadas, porque a veces accedemos a prácticas que no deseábamos, por desconocimiento, miedo, inseguridad o falta de habilidades. Pero es que nadie dijo que esto fuera fácil.

Es cuestión de cuidarse…y de tener los recursos

No paramos de ver en los medios titulares que nos dicen que están aumentando las infecciones de transmisión sexual entre las personas jóvenes. Es una realidad que no podemos obviar. Pero hay que destacar también que no se cumplen todas las condiciones que permiten mantener controladas las infecciones, los embarazos, etc.: hacen falta recursos que garanticen que los/as jóvenes puedan acceder a servicios de atención específicos, a métodos anticonceptivos de forma sencilla y gratuita y a una educación sexual que sea una realidad y no una suerte sólo para algunos/as.

Pero mientras todo esto llega (y hay que insistir en pedirlo), sí podemos tener en cuenta algunas cuestiones que nos ayuden a cuidar de nuestra salud y de la de las otras personas.

  • El preservativo es el único método que evita la transmisión de infecciones como el VIH, la clamidia, etc. Recuerda que puedes encontrarlos gratis en centros específicos y asociaciones. Además, hay mucha variedad y se pueden adquirir en farmacias y supermercados.
  • La mayoría de las infecciones se transmiten por contacto directo entre genitales, por lo que todas aquellas prácticas que no implican penetración (anal, vaginal u oral) no transmiten infecciones. 

Insistimos en la idea de que “nadie dijo que fuera fácil”, y como sabemos que hablar de eróticas, y en concreto de negociación de prácticas o uso del preservativo es complicado, recuerda que en el CJAS estamos a tu disposición para acompañarte con aquellas dudas y dificultades que puedan surgir. Oye, y como hemos dicho que la salud sexual va de bienestar y no tanto de ausencia de enfermedad, recuerda que también estamos aquí para acompañarte en aquello que aunque ya “estamos haciendo bien” queremos hacer todavía mejor.

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