¿Cómo puedo hacerle saber a alguien que me gusta? Esta es una de esas preguntas que no tiene una respuesta única y para la que tendrás que encontrar la tuya propia. Pero aquí te dejamos algunas pistas por si te ayudan.
Cuando nos gusta alguien podemos seguir varios caminos:
- Uno es no hacérselo saber, y esperar para ver si da la casualidad de que también le gustamos a esa persona y es ella quien da el paso. Ya te adelantamos que es un camino que quizá no te lleve a ninguna parte, sobre todo si la otra persona ha tomado el mismo que tú y está esperando también. Pero oye, todo puede pasar.
- Otra posibilidad es hacérselo saber por medio de señales. “Sutilmente”, vamos. Este camino puede ser interesante y excitante, aunque también tortuoso. Porque para que la otra persona pueda responder a tus señales, las tiene que percibir y les tiene que dar el mismo significado que tú les has dado. Pero aquí viene un problema: las señales no son universales, no significan lo mismo para todas las personas ni son percibidas por todas las personas.
Quizás te ha ocurrido. Tú estás dale que dale, lanzando lo que, para ti son signos inequívocos de lo que sientes. Y la otra persona… está a por uvas.
O todo lo contrario: estás con el receptor tan amplificado que todo te parecen mensajes de la otra persona. Pero… AMIGA/O, DATE CUENTA. SÓLO TE HA DICHO HOLA.
Un tercer camino es expresárselo de manera clara: “Me gustas”. Éste no sólo muestra que vas al grano, sino también que valoras a la otra persona y a ti misma/o. Expresarle a alguien que nos gusta es algo positivo. Le estás diciendo a la otra persona que es valiosa para ti, que tiene algo que encanta. ¿Acaso no nos gusta provocar ese “efecto” en otros/as?
Ante esta situación muchas personas no tienen miedo al rechazo, sino al ridículo. “¿Y si se ríe de mí? ¿Y si todo el mundo se entera?” Claro que este camino nos hace vulnerables, ¡pero también es muy valiente lanzarse! Y claro que nos exponemos al rechazo; la otra persona te puede responder de múltiples maneras, incluido un “tú a mí no”, pero eso no disminuye tu valía, sino que te ayuda a tener las cosas claras respecto a lo que puedes esperar de la relación. Porque, y esto es un SPOILER VITAL, es muy difícil que justo todas las personas que nos gustan nos correspondan. Pero eso no significa que no le vayamos a gustar a nadie; de hecho, todos/as vamos a gustarle a alguien en nuestra vida.
Muchas veces, por la presión social (la publicidad, los filtros de Instagram…) creemos que no encajamos en los modelos de belleza: vemos grandes nuestras narices, creemos que tenemos los dientes demasiado torcidos, que somos demasiado altos/as, demasiado bajos/as, que nuestras orejas son raras…y eso nos acompleja. Pero en realidad, y aquí va otro spoiler (ya nos lo agradecerás en su momento), justamente esas características pueden ser las que más gusten a otras personas. Precisamente porque nos hacen peculiares y la diferencia es lo que despierta el deseo.