Algunas personas se agobian pensando si serán o no fértiles cuando decidan, si lo deciden, quedarse embarazadas. Te contamos algunas cosas sobre la fertilidad y la reproducción:
La posibilidad de tener o no hijos/as es una preocupación común entre las mujeres y hombres en edad adulta, aunque cada vez es más frecuente que las personas jóvenes anticipen este tema e, incluso, se agobien por ello. Casi todo el mundo sabe que existe un periodo más fértil, pero la duda que suele venirnos a la cabeza (especialmente en el caso de las mujeres) es, ¿hasta cuándo somos fértiles? Y, especialmente, ¿cuál es el momento para empezar a preocuparse por ello?
Nuestra capacidad reproductiva comienza en la pubertad, con los cambios que transforman los cuerpos de niños y niñas en los de hombres y mujeres. Para éstas, el inicio de la edad fértil comienza con la primera ovulación y menstruación, finalizando con la llegada de la menopausia. En este amplio periodo vital, existe una etapa en la que biológicamente tienen una mayor facilidad para quedarse embarazadas; y, aunque realmente no existe una edad límite, las posibilidades se ven reducidas en gran medida a partir de los cuarenta años.
Esta circunstancia tiene especial relevancia en nuestro contexto actual; muchas mujeres retrasan el momento de la reproducción debido a sus circunstancias personales y profesionales, que pueden ir desde la existencia de una situación de precarización que impide la emancipación, hasta la apuesta por una mayor proyección profesional que podría verse interrumpida por la maternidad. También está relacionada con la propia relación de pareja; en ocasiones, aunque ésta resulta satisfactoria, los proyectos de ambos/as respecto a la ma-paternidad no son compartidos, lo que provoca dudas y conflictos.
Por otra parte, no podemos olvidar que las mujeres, desde pequeñas, reciben una idea de la maternidad que no necesariamente se corresponde con la realidad y que, muchas veces, se convierte en un mandato social. Los roles de género y las normas respecto a los juegos, hacen que muchas niñas crezcan con la idea de que algún día tendrán que ser madres. Y cuando se acercan a la treintena es cuando esta presión empieza a estar cada vez más presente en la vida de muchas de mujeres. Algunas lo viven con agobio, ¡el reloj biológico no se para!, pero, a pesar de tener una base biológica, no es más que otra de tantas cargas sociales que las mujeres soportan.
HABLEMOS DE LA CONGELACIÓN DE ÓVULOS.
Seguro que en los últimos tiempos te has encontrado con algún anuncio sobre la congelación de óvulos. O has conversado sobre ello con tus amigas. O incluso has valorado la opción. Te proponemos algunas ideas que pueden ayudarte a reflexionar sobre el tema.
A muchas mujeres les preocupa no llegar a encontrar la “pareja ideal” con la que plantearse tener hijos/as, pero se trata de un proyecto que no siempre ha de asumirse en pareja. Por otra parte, igual han realizado una inversión importante en la congelación “por si acaso”, y al poco tiempo han conocido a una persona para iniciar este proyecto.
La congelación de óvulos no es un servicio público y tiene un coste, por lo que es importante conocer lo que nos dice la evidencia científica sobre el tema. El ritmo de disminución de la reserva de óvulos es relativamente variable entre las mujeres, pero a partir de los 35 años, de forma general, empieza a disminuir. A partir de los 38 este descenso se hace más marcado y a los 40 años, por norma general, hay un punto de inflexión. Aunque la publicidad al respecto se dirige a mujeres cada vez más jóvenes, si no te encuentras en esa franja de edad, no tiene por qué convertirse en tu prioridad número uno. Muchas mujeres antes de los 35 años ni siquiera se han parado a pensar sobre este tema.
Así mismo, merece la pena tener en cuenta que, el hecho de que estemos ante un servicio de pago, implica inequidades entre aquellas mujeres que pueden permitírselo y aquellas que no.
La planificación de la maternidad es algo muy importante. No sólo en el aquí y ahora, a través del uso de métodos anticonceptivos, sino también en relación con lo que ocurrirá más adelante.
Pero, ojo, más allá de relojes biológicos, la incertidumbre es un factor a tener en cuenta, y muchas mujeres no saben si querrán tener hijos/as en el futuro. Ser madre no es una obligación, ni es lo que nos define como mujeres. Cada mujer tiene la capacidad no sólo de reproducirse, sino de decidir si quiere hacerlo o no. Plantearse las cuestiones relacionadas con la fertilidad en la adolescencia o en la juventud seguramente esté más relacionado con la presión social y la creación de necesidades que con la escucha de los propios deseos.