Ninguna objeción a que exista el Día del hombre; que, de hecho, existe y se celebra el próximo día 19 de noviembre. Pero ojo: no puede compararse con el significado que tiene el Día de la mujer.
El Día del hombre no trata de compensar que las mujeres tengan un día propio, porque ese día de las mujeres ni siquiera pone el foco en ellas, sino en la cuestión de que las mujeres todavía no tienen los mismos derechos que los hombres.
Para determinadas cuestiones, los hombres tienen ciertos privilegios con los que las mujeres no cuentan. Y esto es así desde siempre.
¡ATENCIÓN SPOILER!
Mientras los hombres podían estudiar, trabajar, votar… las mujeres tuvieron que reivindicar y luchar por ello. Mientras que, si hablamos de los hombres, sus derechos y libertades no se cuestionan, para las mujeres se cuestionan, se limitan, e incluso se castigan. Las mujeres se han visto (y se siguen viendo) obligadas a luchar por aquello que le corresponde, que no es ni más ni menos que lo mismo que lo que les corresponde a los hombres.
El Día internacional del hombre está más relacionado con cuestiones concretas como la salud, que con la falta de derechos. Y eso no quita que, para algunas cuestiones, los hombres también sufran las rígidas normas que se asocian con la masculinidad. Si hablamos de sexualidad o de salud sexual, a los hombres no sólo se les exige que siempre tengan deseo y ganas de mantener relaciones eróticas; o que tengan que “cumplir” y “rendir”. Su autocuidado se interpreta como un signo de debilidad; igual que ocurre con el hecho de reconocer que se tienen determinadas dificultades.
Además, la salud sexual y reproductiva se ha entendido como algo exclusivo de las mujeres al vincularlo únicamente con aspectos como la anticoncepción hormonal, el embarazo, la menstruación, etc. Pero cuestiones como la pareja, el placer, los deseos, los encuentros, así como las posibles dificultades que pueden surgir, también tienen que ver con este tema. Y, por supuesto, también afectan a los hombres.
Todo esto influye enormemente en el acceso a servicios de salud sexual por parte de los hombres, y especialmente de aquellos más jóvenes. Miedo, vergüenza, desconocimiento de los propios servicios (o de que determinadas cuestiones pueden ser atendidas); así como la dificultad para reconocer las propias necesidades y dificultades, hacen que los chicos consulten y demanden menos.
Por eso, los hombres necesitan espacios en los que no sólo se atiendan sus demandas, sino en los que eso se haga teniendo en cuenta y comprendiendo sus necesidades y dificultades, y también hablando su “idioma”. El Día del hombre puede ser un buen día para reivindicarlo.