El amor: una cuestión de química

Muchas de las sustancias que libera nuestro cerebro cuando nos enamoramos, y durante los encuentros eróticos, nos hacen sentir de manera muy muy intensa. Seguro que has escuchado millones de veces que alguien ‘siente mariposas en el estómago’. Pero, ¿y si te decimos que más bien es la adrenalina haciendo de las suyas?

Hay una canción de los 2000 que dice algo así como “el amor, las mariposas que sentimos los dos”, y razón no le falta, ni a la canción ni a esa frase típica que decimos cuando estamos enamorados/as: “siento mariposas en el estómago” 🦋​. Pues amiga/o, sentimos mucho decirte que no son mariposas, son retortijones, de amor 💕​, pero retortijones 😀

 

Pero que todo el mundo esté tranquilo/a: esto tiene que ver, nada más y nada menos, que con nuestra química. Sí, como lo oyes, con todas las sustancias que libera nuestro cuerpo cuando estamos delante de la persona que nos gusta.

 

Seguro que alguna vez has sentido, o te han contado, que cuando te enamoras “estás un poco atontado/a”: no puedes dejar de pensar en la otra persona, no puedes dejar de sonreír, te sientes más feliz, y cuando estás junto a ella te sientes mejor (y aparecen las mariposas). Vamos a ver por qué pasa todo esto:

 

Cuando estamos conociendo a alguien, nos ponemos un poquito “en alerta”. Es decir, estamos muy pendientes de todo lo que ocurre con esa persona: si nos mira, cómo nos mira, los gestos que tiene, los gestos que tenemos nosotros/as, y un millón de cosas. Además, en esos primeros momentos se ponen en juego muchas cosas; entre ellas las expectativas, las inseguridades y los miedos, la intimidad, las ganas… Eso es lo que nos hace “estar en alerta” y es por eso que comenzamos a segregar adrenalina, y sentimos que nuestro pulso y nuestra respiración se aceleran.

Estar con la persona que nos gusta, hacer cosas junto a ella, sentir sus besos y sus caricias y todo un largo etcétera hace que liberemos grandes cantidades de serotonina, a famosa hormona de la felicidad. Por eso es que nos sentimos tan bien cuando estamos junto a “nuestro amor”.

¿Sabes esa sensación de querer estar todo el rato con la otra persona? Aquí la dopamina juega un papel fundamental ya que es la encargada de activar nuestro sistema de recompensa: cuando estamos con esa persona estamos tan bien y nos sentimos taba gusto que nuestro sistema se activa para seguir buscando esa fuente de bienestar, esa recompensa.

¿Y esa sensación de conexión e intimidad después de un encuentro erótico? Pues aquí la actriz principal es la oxitocina, que se libera en grandes cantidades cuando tenemos un orgasmo y hace que percibamos el momento con “cierta ceguera”.

 

El enamoramiento y el amor son procesos maravillosos, que cuando son correspondidos, hacen que experimentemos sensaciones y emociones increíbles, fruto de nuestra propia química y de nuestras experiencias previas, que modularán esos procesos para que los experimentemos de formas diferentes, en mayor o menor medida. ¿Menudo viaje, eh? 🚀​