¿Amor romántico? Hablemos claro

Una de las ideas que la cultura del amor romántico ha grabado a fuego en nuestro cerebro es que cuantas menos palabras tengamos que utilizar para que la otra persona nos entienda, más genuino es el amor. Así nos va, claro.

Queremos compartirte cinco cuestiones que tienen que ver con la comunicación en pareja, por si quieres echarles una pensada:

1. ADIVÍNAME

Igual te ha ocurrido alguna vez: te gustaría que tu pareja te propusiera algo, te dijera algo, se fijara en algo, recordara algo, tuviera un detalle concreto contigo… pero tú no se lo dices, y además te cabrea que no lo haga porque “si te lo tengo que decir, ya no lo quiero”.

Las personas damos importancia a cosas diferentes, sin que eso sea una medida de lo que sentimos. Por eso, no esperes lo que no comunicas. Dile lo que quieres y facilítate la vida.

2. GUERRAS SILENCIOSAS

En ocasiones utilizamos el silencio como arma de guerra y, ante la pregunta sincera “¿te ocurre algo?”, nuestra respuesta es un desairado NO. Se trata de otra forma de pedir a la otra persona que adivine lo que nos ocurre, pero lo que puede ocurrir es que la otra persona interprete de forma literal nuestras palabras y le produzca alivio que todo hayan sido suposiciones suyas y que, en realidad, no nos pase nada xD

A veces nos va un drama. Pero si de verdad queremos que la otra persona comprenda que nos ha dañado y por qué, abordarlo de una forma más clara y honesta va a ayudarnos no sólo a evitar ese daño, sino también a repararlo.

3. PEDIR CAMBIOS

Todas las personas nos enfrentamos, inevitablemente, a desacuerdos y cuestiones que resolver en el marco de nuestras relaciones interpersonales, también las de pareja. A veces esas cuestiones pasan por pedirle cambios a la otra persona, que decidirá si llevarlos a cabo o no. Pero, fíjate: siempre mejor hablar desde “el yo” que desde “el tú” (no es lo mismo decir “me siento mal con esto que haces” que decir “eso que haces es horrible”); siempre mejor utilizar mensajes concretos que mensajes vagos (no es lo mismo decir “me gustaría que me hicieras algún regalo” que decir “quiero que seas más cariñosa”); y siempre mejor utilizar mensajes positivos que mensajes negativos (no es lo mismo decir “por favor, intenta hablar más bajo” que “no chilles”).

4. ANTE LOS PROBLEMAS


Muchas veces, cuando la otra persona nos cuenta algo que le ha ocurrido o un problema que está teniendo, la inercia y nuestras ganas de que eso que le hace sufrir se resuelva lo antes posible, nos lleva a plantear soluciones del tipo “tienes que hacer esto”. Pero cuando alguien se desahoga con nosotros, no siempre necesita soluciones; a veces lo que necesita es apoyo. ¿Por qué no preguntárselo la próxima vez?

5. MÁS ARRIBA, MÁS A LA DERECHA

Cuando alguien nos rasca la espalda, no tenemos ningún problema en dar “instrucciones, sin que eso suponga que la otra persona quede atormentada con pensamientos del tipo “soy mal rascador, lo he hecho fatal, me ha tenido que decir cómo rascarle”. ¿Te imaginas?

Sin embargo, cuando de lo que hablamos es de transmitirle a la otra persona lo que nos gusta y nos apetece en el encuentro erótico, sí parece que no podamos transmitirlo porque, de alguna forma, podemos hacer sentir mal u ofender a la otra persona, que no es telépata.

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