Foto: Nine Kopfer / 3 minutos
La virginidad es uno de los temas que más llaman la atención y que más dudas genera entre los/as jóvenes. Es un tema tabú y del que pocos/as se atreven a preguntar.
Según la RAE la palabra virgen hace referencia a la «persona que no ha tenido relaciones sexuales». De entrada, la definición ya nos da una idea de lo tramposa que es, ya que habitualmente se considera virgen a toda persona que no ha mantenido una relación con penetración o, a la rotura del himen.
Entonces, ¿qué pasaría con las personas que se les rompe el himen haciendo una actividad cotidiana como montar en bici? ¿Y las personas con una orientación erótica no heterosexual? ¿Y las mujeres que tienen encuentros con mujeres? ¿Y las personas que nacen sin himen? ¿Y las personas que se reconstruyen el himen? ¿Y los chicos, pierden la virginidad?
La virginidad es una construcción social que tiene como centro de los encuentros eróticos la penetración, situando como centro del encuentro al pene e invisibilizando el resto de prácticas que son igualmente importantes, válidas y satisfactorias.
Los encuentros eróticos, son mucho más que una penetración pene-vagina. Los encuentros eróticos son cualquier tipo de práctica erótica, como las prácticas aconceptivas: besos, las caricias, abrazos, la masturbación, el sexo oral y anal, masajes…
Por tanto, carece de sentido e importancia hablar de perdida de la virginidad desde esta concepción popular, si no que su definición tiene que ver con el inicio de los encuentros eróticos, con cualquier tipo de práctica.
Muchas veces nos preguntan/preguntamos cual es la edad idónea para perder la virginidad, y lo cierto es que no hay una edad ni mejor ni peor, lo que importa es que la persona se inicie cuando quiera, cuando se sienta preparado/a, cómo, cuándo, dónde, con quién y por qué esa persona quiera. ES UNA DECISIÓN PERSONAL.
En las últimas décadas, la presión social que existe alrededor de los/as jóvenes sobre la virginidad ha hecho que muchas personas se inicien sin estar preparadas o sin desearlo. Dando por hecho que, «ser virgen» es algo de lo que avergonzarse o algo que esconder.
Otra pregunta recurrente recae sobre lo dolorosa de la primera penetración vaginal o anal. El dolor asociado a esta práctica no se debe tanto a la práctica en sí, sino al estado en el que nos encontramos, es decir lo nervioso/a relajado/a que estemos. Hay que tener en cuenta que tanto la vagina como el ano son un músculo y si no se está lo suficientemente relajado/a y excitado/a o, no se lubrica, la fricción hace que pueda producir dolor o molestias.
Una buena comunicación con nuestra pareja erótica puede favorecer un ambiente más relajado, al igual que indicar a la otra persona qué nos está gustando y qué no, qué queremos hacer y qué no, cómo queremos hacerlo y cómo no, dónde queremos hacerlo y dónde no, etc.
Aunque sea nuestra primera experiencia con una práctica de penetración, existen posibilidades tanto de embarazos no planificados como de Infecciones de Transmisión Genital (ITG), por ello tenemos que tener en cuenta que el único método que previene de ambos es el preservativo, tanto para penes como para vaginas.
La virginidad ha sido asociada a la moral y a una forma de represión, sobre todo, en la sexualidad de las mujeres. Dejemos de colocarnos barreras y disfrutemos de nuestra sexualidad de forma placentera y saludable.