¡El verano ya llegó, ya llegó! ¡El verano ya está aquí para hacerte feliz! Así dice una canción de los años 90, y es que para muchos/as, el verano es una época que favorece el disfrute: llegan las vacaciones, saboreamos el tiempo libre, hacemos más planes, etc.
Y es verdad que el sol y el calorcito aportan alegría a los días, pero a veces también traen consigo ciertos desafíos, especialmente cuando se trata de los cánones de belleza y la presión social.
La ropa que utilizamos deja entrever mucho más nuestro cuerpo. Además, la playa y la piscina nos permiten sofocar las altas temperaturas, pero la ropa de baño produce inseguridades a muchas personas. También Instagram y otras redes sociales se tiñen de fotos divertidas, ingeniosas y, por qué no decirlo, “posturetas”, que pueden alejarse incluso de la realidad de muchos/as.
¿Te contamos un secreto? La mayoría de fotos que vemos en redes sociales tienen detrás un recorrido de intentos, correcciones, filtros, ajustes, etc. para que todo esté perfecto, listo para subir y llenar de corazones el arte fotográfico. ¿Te suena eso de que no es oro todo lo que reluce? Pues ahí está la cuestión.
Todas estas imágenes que recibimos de lugares paradisíacos, posturas imposibles y cuerpos ajustados a los cánones de belleza actuales, hacen que a veces nos sintamos poco seguros/as al “exponer” nuestro cuerpo; o que, si hablamos de compartir nuestras fotos, sintamos que necesitamos aplicar filtros que modulen nuestras peculiaridades y las adapten para encajar en esos cánones.
Pero aquí va una propuesta alternativa: todas las personas son bellas y valiosas, únicas e irrepetibles: con sus curvas, sus cicatrices, sus manchas y cualquier otra característica especial que las identifique. Es precisamente esto lo que hace a las personas únicas y diversas. No hay dos cuerpos iguales, y ahí está el valor. La diferencia es lo que nos hace especiales, únicos/as y diversos/as, y sobre todo atractivos/as a ojos de las demás personas.
No dejemos que las comparaciones nos roben la alegría y la espontaneidad en nuestras vacaciones y en nuestros recuerdos sobre ellas. Capturemos todos los momentos especiales que nos sucedan poniendo el foco en la emoción que sentimos y que queremos transmitir y no en la apariencia o en comparaciones que nos lleven a bajonearnos. Las risas, las puestas de sol, los ratitos con amigos/as son mucho más valiosos que cualquier filtro. Recuerda que, en realidad, lo mejor de cada momento lo ve nuestra retina, no el gran angular, y se graba en nuestra memoria, no en la nube.
Así que mientras nos adentramos en esta temporada de verano, recordemos que nuestros cuerpos son hermosos tal como son, independientemente de los cánones de belleza impuestos. Y que los lugares que visitemos, sean paradisíacos o no, también son especiales porque son los lugares que hemos decidido habitar por estos meses. No necesitamos aplicar filtros ni buscar la perfección en nuestras fotos o planes; de hecho, serán perfectos porque son nuestros y así lo hemos decidido.
Lo que de verdad es importante para disfrutar del verano y de cada instante es que contemos con la libertad de ser auténticos, evitando miedos e inseguridades y valorándonos como verdaderamente merecemos. Celebremos la diversidad sin importar cómo se vea o dónde estemos. ¡Vamos a disfrutar del verano con confianza y sin filtros!