Rompiendo el silencio para hablar del duelo gestacional, perinatal y neonatal.

¿Has pensado alguna vez en que hay gestaciones planificadas que no llegan a término por problemas de salud en el feto? ¿O que se puede dar la luz a un bebé sin vida o que la pierda al poco de haber nacido?

Hay embarazos que precisan interrumpirse por graves problemas de salud en el feto. También pueden producirse abortos espontáneos en estados avanzados de gestación sea por causas genéticas, enfermedades crónicas o que se producen durante el embarazo, problemas en la placenta o en el cordón umbilical, entre tantos otros factores.

Estamos hablando de la muerte gestacional o fetal, que ocurre cuando el feto tiene más de 22 semanas. En el caso de alcanzar las 28 semanas o incluso nacer y superar la primera semana de vida, estamos delante de un caso de muerte perinatal y de muerte neonatal cuando un bebé fallece en los 28 días siguientes a su nacimiento.

Situaciones de las que poco se habla pero que generan mucho dolor para las personas y familias que lo han vivido en primera persona. En el Estado español 2.000 bebés mueren cada año pasadas las 24 semanas de embarazo o durante el primer mes de vida, según Umamanita, una asociación de apoyo a la muerte perinatal y neonatal.

Octubre es el mes dedicado al duelo gestacional, perinatal y neonatal. Un mes para visibilizar y concienciar sobre una realidad que a día de hoy sigue siendo un tabú, dificultando que las familias puedan hacer su duelo y reconocer a las criaturas que han perdido.

Además del duelo, las madres o personas gestantes se encuentran con trabas jurídicas como, por ejemplo, no ver reconocido un bebé que fallece ante de 24 horas fuera el útero, ya que en este caso no es considerado persona jurídica y no puede ser inscrito con su nombre en el libro de familia.

Problemáticas como esta y muchas otras relacionadas con poder acceder al permiso de maternidad (dado que hubo gestación) o a prestaciones sociales sobre las que sigue habiendo mucho desconocimiento.

Además, hablar sobre esto nos viene a recordar que no solo la planificación, el deseo y un adecuado seguimiento médico son necesarios para que una gestación llegue a término. Hay muchos factores que pueden complicar un embarazo y hacer que tenga que ser interrumpido.

 

En los casos en los que sea necesario realizar un aborto a partir de la semana 14 (por patología fetal o materna), y sobre todo de la 22 (cuando exista una patología fetal incompatible con la vida o se detecte en el feto una enfermedad extremadamente grave e incurable), al difícil trago de interrumpir la gestación se suma la poca cobertura que a día de hoy se sigue dando a ejercer ese derecho. Muchas veces es la mujer o persona gestante la que tiene que buscar la clínica para realizar dicha intervención o bien es derivada a centros localizados a cientos de kilómetros de su ciudad, poniendo su salud en riesgo y complicando una situación ya de por si delicada.

 

Por ello, es necesario seguir defendiendo y reivindicando los derechos sexuales y reproductivos y que estos se puedan ejercer con todas las garantías. Reconocer y visibilizar al duelo gestacional, perinatal y neonatal debe ser parte de esa reivindicación.