El ABCdario de la sexualidad

Foto: Jason Leung  / 3 minutos

Es bien sabido que la forma en la que hablamos y usamos las palabras influye en cómo pensamos y percibimos la realidad que nos rodea. Por eso creemos que es importante elegir los términos correctos a la hora de comunicarnos, ¡Las palabras son muy importantes! 

Hoy hablamos sobre el término ETS. En general no es extraño escuchar en los medios cómo la gente habla de Enfermedades de Transmisión Sexual, lo oímos a menudo en conversaciones, en programas y publicidad de fuentes sanitarias o incluso en talleres sobre educación sexual. Y esto nos llama mucho la atención porque sabemos que estas palabras no son correctas. 

En primer lugar, lo correcto es referirse a ellas como infecciones o virus, en función del tipo que sean, y esto es lo que puede transmitirse a través del contacto genital, en ningún caso es una enfermedad. 

Hay distintos tipos de infecciones y virus en función de si se transmiten a través de bacterias, virus, hongos, parásitos, etc. o de sus síntomas y tratamientos. 

Es probable que a veces no se manifieste ningún síntoma lo que hace más difícil su detección y no se tenga en cuenta su posible transmisión. 

Las infecciones bacterianas se tratan con antibióticos (clamidia, gonorrea, sífilis…) de forma que desaparece una vez terminado el tratamiento. 

Sin embargo, aquellas que tienen un origen vírico no pueden ser eliminadas por completo del organismo, quedando siempre el virus presente en el cuerpo aunque esté bajo tratamiento y sus posibilidades de transmisión o de provocar síntomas estén prácticamente bajo control, como ocurre con el VHS (Virus del Herpes Simple) por ejemplo. 

Una infección llegaría a convertirse en enfermedad si no se trata y se deja que avance y se siga desarrollando en el organismo de forma que llegue a provocar cambios en los tejidos y síntomas más graves, como puede ocurrir con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) si nunca se trata y la carga viral asciende de forma que el sistema inmune de la persona ya no pueda hacer frente a un virus, como un resfriado por ejemplo. Ahí sí diríamos que tiene una enfermedad, SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). 

Entonces, ¿Qué término podemos utilizar en vez de ETS?. Generalmente, solemos oír hablar de ITS, ya que, como venimos diciendo a lo largo del post, son Infecciones. 

Sin embargo, desde el punto de vista de la sexología, el término Infección de Transmisión Sexual, tampoco es del todo acertado. Pues cuando hablamos de sexo, ¿de qué estamos hablando? ¿de los genitales que tiene la persona en cuestión? ¿de sexo como práctica? ¿de infección genital? 

Desde la visión del Hecho Sexual Humano, entendemos que la sexualidad puede abarcar algo mucho más amplio que las prácticas o la sexuación. Es ese proceso de nacer como seres sexuados, que viven su sexualidad y su erótica de diversas formas, como en relación con otras personas y consigo misma/o. Por eso, cuando hablamos de transmisión sexual, no nos queda del todo claro a qué sexo se refieren. Así, consideramos más adecuado el término genital, ya que este tipo de infecciones se transmiten mediante el contacto entre genitales, boca-genitales, genitales-ano, boca-ano… Es decir, entre determinadas partes del cuerpo que incluyen genitales y generalmente los síntomas se manifiestan y se sienten en estas partes del cuerpo. Así que utilizar el término Infección de Transmisión Genital (ITG) nos resulta más apropiado para hablar de ellas. 

¿Lo sabíais?

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